Eventos
25 agosto 2021
Mira Pedalma : 700 km de carrera de MAD a BCN
Pedalma es un evento ciclista de ultradistancia sin asistencia que une Madrid y Barcelona siguiendo un track de 700Km por asfalto y +7000m. Ibai Fradejas comparte su experiencia de la carrera y explica de qué forma las prioridades pueden cambiar en el transcurso de un viaje.
«Cuando el objetivo es competir al más alto nivel, hay que tener en cuenta cada detalle. La elección de las cubiertas, la presión, la ropa que se lleva, lo que se elige para llevar dentro de las mochilas, cómo se planifica la alimentación y los descansos… Cada elemento desempeña un papel importante cuando se trata de pedalear hasta 30 horas sin un verdadero descanso. Para pedalear tanto, hay que arriesgarse. Y quienes lideran estos eventos se basan en la experiencia para hacer apuestas sensatas.»
– Ibai Fradejas
Para Pedalma, Fernando Márquez, mi compañero en esta aventura, y yo habíamos ideado un plan antes de la gran noche. Tras un comienzo agitado, el grupo de unos 50 corredores comenzó a dispersarse. Al llegar a la primera gran subida, el ritmo se estabilizó y los ciclistas empezaron a tomar posiciones. Rodamos rápido y llegamos al primer punto de control después de 125 km en primer lugar. Solo tardamos unos minutos en sellar nuestra acreditación, ponernos las chaquetas impermeables para las inclemencias del tiempo y volver a poner las bicicletas en marcha. Seguimos adelante y, antes de que nos diéramos cuenta, estábamos en plena oscuridad, pedaleando en la noche.
«El tiempo no estaba de nuestra parte, y al caer la noche se desató una tormenta feroz.»
Más de la mitad de los participantes decidieron refugiarse en el primer punto de control y protegerse de la lluvia. A pesar de estar empapados, decidimos seguir adelante, manteniendo nuestra estrategia inicial de no parar hasta el tercer punto de control, en el kilómetro 375.
La temperatura bajó bruscamente por la noche y Fernando empezó a sufrir las consecuencias. Estaba resfriado y empezaba a luchar contra la enfermedad. El cansancio se estaba apoderando de él y apenas podía mantener los ojos abiertos, incluso con los geles de cafeína en nuestro organismo. Cuando uno se esfuerza al máximo y exige su cuerpo para superar esas condiciones, se vuelve mucho más vulnerable. Es una realidad inevitable en este tipo de carreras de resistencia y un riesgo que tenemos que asumir. ¿Deberíamos haber incluido en el equipaje más ropa para hacer frente a las fluctuaciones meteorológicas? ¿Deberíamos haber parado a dormir, para asegurarnos de poder descansar lo necesario? ¿O podríamos haber ahorrado peso dejando en casa lo que no es imprescindible? Estas son las preguntas que solo tienen respuestas obvias a posteriori.
A solo 25 kilómetros del tercer control, tuvimos que empezar a improvisar. A esta altura habíamos perdido mucho tiempo y varias posiciones, y el reto ahora era simplemente terminar y llegar a Barcelona. La carrera estaba limitada a 50 horas, así que todos teníamos que ser eficientes para completar la ruta a tiempo.
En ese momento, estaba claro que no íbamos a ganar, pero aun así queríamos competir y disfrutar de las vistas que nos acompañarían con la luz de la mañana. Incluso eso se hizo difícil con las empinadas subidas, y en poco tiempo las temperaturas volvieron a ser de 44 °C. Estábamos luchando mucho, y llegar al cuarto punto de control a 473 km fue una prueba muy exigente. En cuanto salimos de la base, me di cuenta de que algo iba muy mal con Fernando. Estaba enfermo y agotado. No tenía sentido seguir presionando y apostar por los siguientes 200 km. No tuvo más remedio que abandonar.
A pesar de que nuestra estrategia de carrera no había salido en absoluto como habíamos planeado, y de que sabía que seríamos descalificados como pareja, decidí seguir adelante en solitario, porque quería terminar lo que habíamos empezado. Impulsado por un deseo abrumador de llegar a Barcelona, seguí adelante durante el día.
Tras 700 duros kilómetros, por fin llegué a la meta. Había sido un viaje difícil pero, al final, estaba orgulloso de haber completado la ruta. La perseverancia es un arte, y a veces debemos buscar motivación a través de fuentes alternativas. Aunque al principio quería ganar en pareja, empaparme de la experiencia en solitario y superar las dificultades de la noche fue un resultado igualmente gratificante.
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